-Hola..
+Adiós.
-No esperaba verte por aquí.
+Ni yo que me vieses.
-Tan simpática como siempre.
+Ya ves, hay cosas que no cambian nunca.
-Lo siento, he sido un imbécil… nunca debí
irme de aquí, no debí pasar las noches con ella a mi lado. No debí hacer nada
de lo que hice. Lo siento.
+ ¿Y crees que eso bastará para arreglarlo? ¿Crees
que el lo siento es la medicina a estos meses de dolor? Lo siento, pero no. Adiós.
-Espera.
+Mira Lucas yo también he conocido a alguien,
alguien que me hace sentir diferente. Un nuevo yo que nunca antes había descubierto.
-Ah… Entonces ya no pinto nada aquí.
+Dejaste de pintar algo aquí desde el día que
metiste en tu cama a otra que no era yo.
-Fue un error, entre muchos.
+Es verdad, ahora también te drogas.
-Estoy perdido, ayúdame.
+Que te ayude ella o es que acaso ¿es un “rollete
de una noche”?
-Te estás pasando.
+Tal vez. Pero el chico que he conocido, que
por cierto se llama Ángel, me esta ayudando a escribir una historia, sí, ahora
me ha dado por escribir. Y no voy a volver a permitir que me humilles.
-¿Estáis juntos?
+A diferencia de ti, yo no me puedo liar con
el primero que pase estando enamorada de ti.
-Lo siento…
+Cuando empieces a demostrármelo, llámame. Quiero hechos, no palabras.
-Lo siento…
Me fui. Y le dejé ahí solo. En aquella
esquina. Nuestra esquina. Él me había contado la historia, según él no se había
acostado solo habían dormido juntos un par de veces lo estuvieron, se
liaron, se desnudaron pero a la hora de la verdad él no pudo hacerlo. Yo era su
primera y única vez. Pero ahora.. ¿Qué importa? Yo aquí, sola, esperándole. Y él
ahí, con esa.
Lo que no sabe es que le echo de menos, que hoy estaba guapísimo,
que hoy he visto en él una mirada que nunca había visto antes, me he ido de ahí
sin decirle que le quería. No he podido. He sido incapaz de hablar con él,
tengo demasiado odio, rencor, ira, amor y nostalgia acumulados. Todo mezclado me hace
sentir como una chica pequeña y vulnerable que está enamorada y se siente
engañada y traicionada.
+Te quiero.. Lo pronuncio con un hilo de voz, lo suficiente para sólo escucharlo yo, nadie más. Quiero girarme para ver si él
lo ha oído o está lo suficientemente lejos, no puedo, me alejo y le dejo
atrás.
Nunca olvides que te quiero.