martes, 30 de octubre de 2012

Parte I - Volveremos a vernos

La veo. Está ahí. Sentada en el segundo taburete empezando por el final. Es la misma de siempre. La misma chica con la melena castaña, lisa, sin nigún enredo, perfectamente cepillada y cuidada, aunque hoy lleva una media coleta mal hecha, le resbalan mechones de pelo por la cara, no es muy propio de ella, para ella su pelo es sagrado, intocable y siempre estaba a la perfección, al menos antes.. En la mano sujeta un vaso aparentemente de Coca-Cola, aunque a primera vista me extrañó, a ella nunca le había gustado. El taburete está ocupado por su inconfundible mochila de color azul, no azul marino, ni celeste, ni azul cielo, su azul, ella decía que era como azul turquesa pero nunca supo ponerle un nombre, simplemente, decía que era su azul. Está concentrada en sus hojas, me gustaría saber que está estudiando pero me falta valor para acercarme a ella, no después de tanto tiempo.
Decido sentarme una de las mesas al lado del rincón más lejano de la puerta y el más cercano a ella y la miro, ha sido una casualidad encontrármela ahí, yo sólo buscaba un pequeño descanso después del agotador día que estaba teniendo, un lugar donde relajarme, tomarme un buen café y volver a coger fuerzas. Una vez el café en mis manos me entra una nostalgia en mi y me quedo observándola y recordando como fue la última vez que la vi...
-¡Estás preciosa cariño! - exclamé con entusiasmo.
+Gracias - respondió con mucha serenidad.
-¿Estás bien? - pregunté preocupado.
-Perfectamente - respondió con una media falsa sonrisa que por aquél entonces no supe interpretar. 
Entonces me fui a bailar con mi mejor amiga, la dejé a ella en la puerta con un par amigos más que se suponía que eran de mi confianza y me fui.
Ése fue mi error, dejarla ahí, no saber cuidarla como debía, abandonarla y no interesarme por ella. En tan poco tiempo la había fastidiado tanto que yo pensaba que estaba todo arreglado y no era así, ella no estaba bien, ella estaba viviendo la peor etapa de su vida y yo no supe saberlo, no supe apreciarla, no supe quererla.
+Lucas, ¿podemos hablar? - dijo ella con lágrimas en los ojos.
-Natalia, ¿qué ha pasado? ¿Estás bien? ¿Quién te ha hecho daño que le pego?-dije impaciente.
+Tú me estás haciendo daño.
El mundo se cayó a mis pies, ¿yo?, ¿qué estaba haciendo?, ¿qué había hecho?
+Vayamos a un sitio más tranquilo.
La seguí sin protestar y dejé que me guiase hasta el sitio adecuado. 
-¿Y bien? - pregunté irónicamente.
+Mi abuelo ha muerto, mis amigos me han dejado uno a uno, me siento la peor persona del mundo, mi padre está fatal en el hospital.. - dijo llorando.
-¿Tú padre que ha pasado? - dije extrañado.
+Lleva una semana en el hospital - dijo decepcionada.
-¿Porqué no me cuentas nada? ¿Porqué, dime? ¿PORQUÉ? Estoy harto de ser el último mono de tu vida, estoy harto de que te olvides de mi, estoy harto de que no cuentes conmigo y prefieras estar y contárselo a tu mejor amigo todo - dije realmente cabreado y celoso.
+No me chilles por favor. Tú no estás.. no has estado todo este tiempo, preguntas al principio y después te olvidas.. como todos. Jordi és el único que me escucha, no te pongas así es sólo mi amigo, se porta bien conmigo... -dijo ella llorando.
-¿Sí? Pues si tan majo es y tan bien se porta ve con él a explicarle lo de tu padre y olvídate de mi pero recuerda algo: esto se ha acabado, olvídate de mi, ¡quédate con él! - dije sin pensar y agarrandola con fuerza por los brazos.
+Lucas por favor.. escúchame.. - dijo suplicándomelo
-¡NO! Adiós. - recalqué y me fui.
Ella me cogió intentando detenerme y yo la empujé de tal manera que ella cayó al suelo de la misma manera que mi mundo acababa de caer.
Y ahí quedó todo, una última mirada y nuestros caminos se separaron. 
Durante estos dos años he ido sabiendo cosas de ella, desde ése día no hay ni uno que no me arrepienta de lo que hice, de mi agresividad, de mi inmadurez, alterarme por cosas insignificantes, me enfadé porque no me contó lo de su padre porque ella sabía que yo no le escucharía, por mi falta de compresión y empatia, fui la peor persona del mundo, fui un cabrón y me arrepiento mucho, muchísimo, perdí a la única persona que me apoyaba, a la única persona que me hacía feliz, a la única persona que he querido. 
Con el café en la mano y el bolígrafo en la otra empecé a escribir en el papel sin saber muy bien para que: "Lo siento, es tarde pero lo siento, me arrepiento de todo lo que pasó aquél día, me arrepiento de haber sido un cabrón, siento no haberte querido como deberías, eres lo mejor que me ha pasado y pasará en la vida, perdóname.. algún día". Y de repente mi taza de café cayó al mismo tiempo que mis mejillas se llenaban de lágrimas, era la primera vez desde aquél día que lloraba, incluso ni ese día lo hice, por primera vez sentía el dolor, ahora podía entenderla... ahora todo cobraba sentido. En el momento que la taza toca el suelo todos los clientes me miran, no quiero mirar, no quiero saber si Natalia se ha girado, y cuando levanto la cabeza ya es demasiado tarde, ella me mira con una expresión confusa, impredecible y de desconcierto. En ése instante no me lo pensé la miré e intenté decirle lo siento con la mirada y me la aguantó pero yo no podía mirarle a los ojos.. así que salí corriendo, huí, una vez más lo estaba haciendo, una vez más la estaba dejando sola.

Lo que Lucas no supo en aquél momento era que se había dejado la chaqueta y la nota de papel y que en el momento que cruzó la puerta, Natalia se levantaría y leería la nota. Y así lo hizo, leyó sus palabras y el papel quedó impregnado de las lágrimas de Lucas y las nuevas lágrimas de Natalia, un sello de amor que confirmaba que volverían a encontrarse... pronto.
                   

PD: Sí, la canción es infantil, y qué? 
El texto tendrá segunda parte, que por cierto,
ya está a medio escribir, y puede
que tenga una tercera. 
Me he inspirado en vivencia propia y en alguna 
sugerencia que vosotros muy amablemente me 
habéis ido explicando o sugiriendo por 
e-mail. Espero que no os haya decepcionado.
Alguna sugerencia a: yudithpuente@gmail.com

Hoy ha sido un buen día, como siempre
aparentando normalidad, 
esbozando sonrisas para todos aquellos
que necesitan que yo esté bien
y para mi misma. 

Conclusión del día: La vida se planea, el momento se vive.

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