lunes, 9 de marzo de 2015

Siempre quedará mayo.

Perdóname si estos días hablo más de nostalgia que de amor. Perdóname si cada una de estas palabras hacen referencia a ti, a un antiguo nosotros y a un futuro independiente. Perdóname, perdóname por no saber encontrar otro camino que no me lleve a ti. Perdóname por cada uno de los pensamientos que tengo y siento, perdóname porque pedirte tantas y tantas veces que me perdones. 
Sigo siendo esa niña frágil y vulnerable, por muy fuerte que pueda parecer a veces no lo soy, es solo una maldita coraza que me mantiene y me ayuda a seguir adelante porque realmente sin ella no habría conseguido todo lo que tengo. Tal vez todo hubiese sido distinto y yo sería otra, tal vez sería la chica que tú siempre habías querido que fuese. Y lo siento, lo siento si en estos días de bajón lo único que me cura es recordarte, lo siento si tengo que recurrir a ti como última opción para sanarme las heridas, te prometo que intento no hacerlo, porque recordarte duele más y abre y revive otras heridas que creía tener cerradas, pero no. Tú siempre fuiste fuego en mi cuerpo, un terremoto que removía todo allí por dónde pasaba, contigo todo era una montaña rusa de sentimientos. Y te lo repito, siento si estoy melancólica, si lo único que me hace estar bien es pensar en tu sonrisa, en esos dientes blancos y perfectos que un día me hablaban, a esos labios que desprendían amor, amor de verdad. A tus brazos musculados que me arropaban y me daban más calor que lo que me puede llegar a dar cualquier manta, tú, simplemente tú. Pero una vez más se nos ha escapado el invierno, ése mismo invierno que congeló todo. Me consuela saber que al menos nos quedará mayo, con sus indicios de calor y la esperanza de tener un verano a tu lado, aunque sepa que eso ya no sucederá. Y una vez más, esta vez sí es la última, perdóname por este anhelo del pasado, por este recuerdo tuyo que vale más que cualquier medicina, perdóname por tenerte tan presente y tan lejos. Pero repito siempre nos quedará mayo, nuestro mayo


sábado, 7 de marzo de 2015

Noches de insomnio..

Hoy es una de esas noches en las que tu cabeza le da por pensar. Pensar en el presente, un poco en el futuro pero sobretodo en el pasado. Especialmente en el "que hubiese pasado si...". ¿Qué hubiese pasado si las decisiones tomadas hubieran tenido otro color? ¿Qué hubiese sido de ti y de mí si hubiéramos sido más maduros? ¿Qué sería de mí sin haberte conocido? ¿Qué será de mí mañana cuando despierte? Pero sobretodo, ¿qué será de ti ahora que ya no sé nada?
Los sentimientos al igual que las personas vienen y van, y por mucho que quieras, no puedes remediarlo la mayoría de ellas. La vida te lo quita tan pronto como tarde te lo da, y es así, hay que aprender a convivir con ello. La vida es comprender que todo dura unos determinados segundos y que lo que tienes hoy será diferente mañana, y lo de mañana totalmente distinto a lo de pasado mañana y así todos los días de tu vida. Y si dejas algo para mañana debes asumir que no lo harás, no podrás, hacerlo de la misma manera que lo quieres hacer hoy, porque todo cambia. Al llegar la medianoche el mundo cambia y tú con él, con la luna desaparece todo lo que sentías durante el día y por la noche sufre un proceso de mutación, una transformación que repercutirá en las acciones que decidas tomar mañana. Es por eso que por la noche es cuando solemos cometer los mayores errores, pero también las mayores locuras. La noche es mágica y puedo afirmarlo, en ese proceso de transformación es el único momento donde podemos dejarnos llevar, refugiándonos en la oscuridad como si nadie ni nada pudiese vernos o hacernos cambiar, que lo pase esa noche sólo tendrá como testigos ese cielo frío y con destellos de luz. Un pacto de confidencialidad, irrompible, un tiempo dónde sólo tú tomas las decisiones, ebrio o sobrio, pero tú. 
Y eso me pasó contigo. Esa noche fuiste mi mayor error, lo que no sabía es que acabarías siendo protagonista de cada uno de los segundos del día, haciéndome que todo me recuerde a ti, por haberme dejado con el sabor en la boca de un poquito más, de no haber tenido el final que nos merecíamos, de no haber sabido retenerte conmigo, de haber dejado que te marchases. No sé si algún podré hacerme a la idea que te fuiste para no volver. Pero hasta entonces, perdóname si cada vez que te veo se me pone un nudo en la garganta y no puedo dejar de repetirme una y otra vez tu nombre. Perdóname si me sale esa sonrisa, pero es que contigo siempre fue jodidamente inevitable. Sólo tú sabías y sabes qué botón tenías que tocar para hacerme feliz, incluso cuando no querías. Sólo tú sabrás cuidarme de esa forma, nadie luchará como tú lo hiciste, nadie podrá quitarme tanto... porque tú te llevaste todo contigo. 
Pero es así, las cosas cambian, y después de tanto, tanto, tanto tiempo yo sigo aquí escribiéndote, torturándome con tu recuerdo imborrable, intentando asumir lo que debería haber asumido hace tiempo, no estás ni estarás. Y sólo espero que en un futuro se nos conceda una noche para tener el final de un principio que nunca pudimos tener...