viernes, 4 de enero de 2013

Los "excesos" que nadie quiere.

Los excesos de cualquier sentimiento, sensación, los extremos y los puntos más lejanos respectivamente nunca son buenos, bueno, no siempre.
El exceso de amor, el exceso de odio, el exceso de orgullo, el exceso de sensatez, el exceso de simpatía, el exceso de egoísmo, el exceso de libertad, el exceso de realismo, el exceso de optimismo, el exceso de pesimismo,  a nadie le gusta. 
El exceso de amor, nadie quiere tener todo el día a su pareja al lado queriéndola exageradamente., sin libertad y acabando agobiándote. 
El exceso de odio, nadie quiere odiar desmesuradamente porque no es un odio que puedas mantener siempre al mismo nivel, al final, acaba cansando y doliendo.
El exceso de orgullo provoca que las personas más cercanas a ti y las que más quieres les hagas daño y que tarde o temprano se cansen de ese exceso. 
El exceso de sensatez, ser sensato está bien, pero hasta un cierto punto, todos necesitamos un poco de descontrol. 
El exceso de simpatía, a nadie le gusta una persona que se pasa las veinticuatro horas del día sonriendo, siendo amable con todo el mundo y con una sonrisa de oreja a oreja, siempre acaba cansando. 
El exceso de egoísmo, todos somos egoístas ya sea de una manera consciente o inconsciente, la segunda es incontrolable pero la primera podemos controlarla y hay situaciones en los que deberíamos aprender a ser un poco más altruistas, todos. 
El exceso de libertad provoca que acabemos creyendo que podemos hacer lo que queramos y cuando queramos, dejando al margen las normas y las leyes, es bonito tener libertad, pero controlandola. 
El exceso de realismo provoca que nos convirtamos en personas que no vean más allá de la realidad. Es cierto que la mayoría de veces tenemos que ser realistas debido a diferentes situaciones que se nos plantean pero.. ¿qué es de los sueños? ¿De la magia? ¿De la fantasía? Siempre tenemos que añadir una dosis de magia y fantasía a nuestra cruda y dura realidad.
El exceso de optimismo y de pesimismo van de la mano siendo totalmente opuestos. El optimismo provoca que una persona crea que todo irá bien y que nada puede fallar y eso todos sabemos que es imposible, así que cuando algo falla se deprime con facilidad (aunque sea la cosa más insignificante). En cambio, el pesimismo provoca que no veamos más allá del negro, lo veamos todo oscuro y acabemos creyendo que hagamos lo que hagamos todo saldrá mal y que ni siquiera merezca la pena intentarlo, el autoestima baja y perdemos la esperanza en las cosas. Por eso la clave está en buscar un cierto equilibrio entre optimismo y pesimismo, combinándolos y adaptando más uno u otro a dependiendo que situación.
En conclusión, los excesos nunca son buenos, para nadie y en el fondo todos los rechazamos, todos los obviamos pero todos acabamos haciendo alguno, voluntariamente o involuntariamente. Podría poner cientos de ejemplos más pero sería alargar más y darle más vueltas a un tema ya hablado, digamos que sería dar un número excesivo de ejemplos. 




PD: Tenía muchísimas ganas de poner
esta canción, me encanta la letra,
la música y lo que me hace sentir 
cada vez que la oigo.

Ya llevamos 4 días de este 2013 y 
de momento hemos empezado con 
sensaciones nuevas y muchas ganas. 
Eso sí, aún no he abierto ni un libro de 
deberes.


Conclusión del día: Si te dan un papel pautado, escribe por detrás.





2 comentarios:

  1. De todo en justa medida, ahora si que todo sin excesos

    Saludos!

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  2. Todos siempre tenemos algun exceso, en mi caso el pesimismo pero se intenta compaginarlo un poco con su contrario. Si no tuviesemos ese exceso.seriamos perfectos y nadie es perfecto.
    Saludos

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