Seis años después sigo viendo a esa niña sentada en el suelo, sin importarle que el viento le despeine el corazón, sumergida en recuerdos y mirando al cielo. Una parte de ella sigue todavía ahí sentada, intentando entender por qué, por qué te fuiste, y me dejaste aquí siendo todavía una niña que necesitaba a su abuela.
Sin embargo, ya no es la que era. Nunca consiguió entender el "por qué", pero sí aprendió que no ibas a volver, y que ni ella ni nadie podía remediarlo. Por eso, se levantó, se llenó de valor y valentía y empezó a escribirte, a dibujar en letras lo que no podía decirte, a buscar las respuestas en una hoja en blanco, y así, salir adelante. Encontró la forma de expresar lo que su cabeza no podía callar.
Seis años después sigo pensándote, sintiéndote y recordándote, porque por muy lejos que estés todavía puedo escuchar tus palabras, tus consejos, tus lecciones de vida, sentir tus ojos llenos de luz sobre mí. Sigo haciéndote partícipe de mi vida. Te siento cerca, aunque no lo estés.
Seis años después sigo aquí, con unas cuantas cicatrices de más, más daños a mi espalda de los que me gustaría, y menos abrazos de los que habría imaginado. Pero sin rendirme, valiente y fuerte, como a ti te hubiese gustado.
Seis años después sigo intentando hacer cosquillas a las nubes, porque sigo creyendo que haciéndolo estaré acariciándote. Y sí, probablemente parezca una tontería, pero continuo aferrándome a la idea de que podrás sentirlo. Por eso, pienso aferrarme a mis sueños, a mis metas y tocar el cielo. Por ti, por él, por todos los que estáis.
Feliz cumpleaños yaya,
J.
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