jueves, 24 de mayo de 2018

¿QUÉ QUIERO?

A todos nos llega "ese momento" en el que te planteas qué estás haciendo, qué quieres y cómo vas a conseguirlo. Y nos asusta preguntárnoslo, porque la mayoría de las veces, cuando te lo preguntas, es porque no tienes respuesta, porque si la tuvieses, no tendrías que preguntártelo. 

Lo más común al alcanzar este punto es cuestionarse cómo has llegado hasta aquí, cuáles eran tus objetivos iniciales y qué pretendías lograr con ellos. Muchas veces no lo recordamos, o lo recuerdas pero tú has cambiado, no eres la misma persona que tomó ayer la decisión. Tus objetivos, tus intereses, tus sentimientos, tu forma de ver la vida ha dado un giro de ciento ochenta grados. Y este giro ha puesto patas arriba todo a lo que aspirabas. 

¿Y qué es mejor? ¿Resignarse y seguir con aquello que pensabas entonces y así no decepcionar a nadie? ¿O arriesgarte, escucharte, y hacer lo que verdaderamente sientes que quieres ahora? Aunque eso implique que no a todo el mundo le contente. Esas preguntas me han costado meses responderlas, pero ahora lo tengo claro. Y creo que lo más coherente, responsable y justo para ti mismo es apostar por la segunda, aun siendo el camino más difícil.

Siempre he sido de aquellas personas que se ponen de parte del corazón cuando éste disputa batallas con la cabeza. Y no voy a negar que muchas veces me ha dado miedo seguirle a él en vez de a la razón, pero aquí estoy, una kamikaze de sentimientos. Y sí, he de reconocer que en alguna de estas ocasiones en las que me he arriesgado y he sido sido valiente apostando por lo menos seguro, no ha salido del todo como esperaba, pero no, no me arrepiento, volvería a hacerlo si eso me lleva hasta donde estoy hoy. 
Porque aunque haya salido como esperaba, nunca me he quedado con la duda, no he sentido insatisfacción, ni he seguido pensando en qué habría pasado si hubiese apostado por el corazón. Por eso, aun siendo la apuesta menos segura del mundo, creo que para uno mismo es lo más seguro que hay, porque cuando te acuestes, lo único que escucharás serán los latidos de tu corazón, y a pesar de que oigas los monólogos de tu cabeza y sientas que te harán estallar, puedes controlarlos, pero no te engañes, el cómo te sientes, sólo tiene un dueño y es el corazón. 

Y llegados a este punto, una vez nos damos cuenta que lo mejor es siempre guiarte por los sentimientos, porque son éstos mismos los que dominan cada decisión que tomas, entiendes que lo que te da miedo no es pasar página, no es cambiar de aires, ni siquiera es el qué dirán, sino que lo que te da pánico es pasarla y encontrarte la página en blanco. Porque cuando eso sucede nadie podrá escribirla por ti, serás tú el que el que decida como rellenarlas, qué color darles, qué escribir en ellas. Son tus decisiones. Tu vida. Y aunque la gente se empeñe en decirte cómo tienes que vivirla, sólo tú sabes cómo quieres vivirla.

J.

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