martes, 30 de diciembre de 2014

Todos tenemos nuestra segunda oportunidad

Perdónadme si hoy me siento con ganas de escribir y me hago pesada, pero es inevitable. 
Después de la entrada de hace un rato, ahora viene algo más positivo, creo. 

No os equivoquéis como yo me he equivocado, querer no es desvivirse por alguien, querer es dar lo mejor de ti a alguien. Ese fue mi problema, querer darte todo, nunca debí hacerlo, y más sabiendo el egoísmo que recibiría a cambio. Hay que ver lo ciegos que somos a veces, creemos tener un todo cuando en realidad no tenemos nada. Maldito juego el del amor. Y si me permites un consejo, no prometas nada que no puedas cumplir. No prometas un "para siempre" si ni si quiera tú sabes el significado y la responsabilidad que comporta ello. No prometas algo así como "tú siempre serás la única" si no tienes ni idea realmente de lo que quiere decir "única", porque verdaderamente todos somos únicos, diferentes, así que no le encuentro sentido a esas palabras manchadas de mentiras. 
Pero no todo puede ser malo. Cuando despides a alguien siempre queda una esperanza de que algún día vuelva a venir otra persona. Sí, a todos nos gusta vivir de ilusiones, viene a ser algo así como "cuando se cierra una puerta siempre queda una ventana abierta". A algunos les viene más rápido y a otros les tarda más, pero siempre llega. Y conocerte, ha sido el mejor postre para acabar este año. Sí, me atrevo a decir que mantienes una ilusión, sin saberlo, dentro de mí. No tengo prisa. Las prisas siempre me han jugado malas pasadas en mi vida, y por eso no voy a precipitarme esta vez, quiero hacerlo bien. Quiero disfrutar de cada momento que me brinde el tiempo para poder estar contigo, quiero reír y soñar a tu lado sin la necesidad de que nada nos mantenga atados o sumisos a una simple palabra que supuestamente define la relación entre dos personas "pareja". No es necesario, al menos no por ahora. No tengo la necesidad de comprometerme con nada ni nadie. Quiero saborear un poco de la libertad. Puede que también sea por respeto a otra persona, por una cuestión de principios morales que rigen muy fuertemente en mí y que he ido adquiriendo con el tiempo. Quién sabe. Solo sé que ponemos demasiadas etiquetas cuando realmente no es imprescindible. 
Así que si tú estás en una situación semejante, no sufras, todos acabamos saliendo de las sucias garras del desamor que tanto dolor nos produce, a veces. El dolor es relativo, al menos eso leí en un libro, todo depende de lo que entiendas tú por dolor. Lo que duele es desprenderse de alguien que supuestamente, vuelvo a repetir, fue "todo". 



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