martes, 3 de septiembre de 2013

te crees oro y no llegas ni a bronce..

Hoy te abro mi corazón para decirte con absoluta firmeza que ya no te necesito. Que se acabó recordar algo que ya no existe. El tiempo es oro, y lo siento, pero tu no llegas ni a bronce. No voy a ser tu segundo plato, ni tuyo ni de nadie. No voy a ser un plan B cuando podría haber sido tu mejor opción. Así que se acabó. Sólo voy a pedirte que me recuerdes por lo que fuimos un día. Sé que lo harás. Mi nombre está sellado en cada calada de tus mortíferos cigarros. Recuérdame una fría noche de invierno, una tarde nostálgica donde todos tus mejores recuerdos se abalanzan sobre ti, un día cualquiera que me veas sujetándome una mano que no sea la tuya. Y prepárate, porque es ahora cuando empezarán los arrepentimientos, te arrepentirás de todas y cada una de las veces que me apartaste la mirada y fuiste un cobarde al no saber poder disfrutar un instante más de mi. Mi recuerdo te hará desear no haberme conocido, o bien, te hará odiarte a ti mismo por haberte marchado aquella tarde que decidiste apostar por algo que era evidente que iba a ir mal. Pero lo hiciste. Aún sabiendo lo que perdías. Sabiendo que me perderías. Y ahora vuelves como si nada hubiese pasado, como si aquella tarde no me hubieses abandonado, la tarde que te iba a regalar todo. Por eso quiero que recuerdes mi nombre. Para que memorices a cada segundo el error. Detestarás tener mi nombre todo el día metido en la cabeza. Pronunciarás mi nombre infinitas veces y en cada una, las letras arderán, te quemarán por dentro haciéndote la persona más indefensa y con más experiencia. Te desgarrarán el corazón, como un día hicieron conmigo. Entenderás de una vez todo lo que he sentido yo. Bueno, no todo. Nunca podrás sentir la humillación que yo sentí. Y puedes creer lo que quieras, llamarme lo que te apetezca, rencorosa, vengativa, egoísta. Lo que tu prefieras. Aunque yo prefiero llamarme: justa. Es justo que ahora te atragantes con tu propio error y te ahogues con este dolor que deja sin respiración a cualquiera. Y sigue engañando como hasta ahora a todos los que te rodean, refugiándote en cervezas baratas tras la barra del bar, ahogando las penas y haciéndote el más fuerte de todos. Pero recuerda que hasta los líderes tarde o temprano caen. Y no podrás aguantar mucho más con tu falsa fachada, con esa máscara que lleva años apoderándose de ti. Dejándote sin sentimientos. Autodestruyéndote. Pero tranquilo. Ambos sabemos que en cada sonrisa estará tatuado mi recuerdo y que en cada mirada que dediques a la luna estará dibujado mi nombre. 

4 comentarios:

  1. jajaj me encantaa :) tanto el texto como la foto.

    muaa

    ResponderEliminar
  2. Me gusta.
    Mucha gente dirá al leerlo que es cosa de una orgullosa, de una persona rencorosa. Pero te entiendo, porque llega un momento en el que una debe empezar a valorarse y ¿qué mejor manera que cortar con lo que tanto hace daño?
    Realmente considero que las palabras tal y como dices son JUSTAS.
    Quien te quiere te valora y si no supieron hacerlo es porque no les importabas tanto.
    Un beso!

    ResponderEliminar
  3. Hola! e encontrado tu blog y e estado leyendo un par de posts y son geniales me encanta. Esta entrada me hizo recordar muchas cosas la verdad, rencorosa y vengativa? para nada lo que habezes los personajes se cambian y sienten lo que sentimos los demás.

    PD: te espero por mi blog espero que te guste y si decides seguirme te seguiré un besitoo♥

    ResponderEliminar
  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar