domingo, 18 de febrero de 2018

SIEMPRE TARDE


Tarde. Siempre tarde. Da igual lo pronto que me levante, el tiempo que esté preparando las cosas para ser puntual, por muchos plannings que me haga (y no cumpla), y por mil agendas o recordatorios que pueda tener por toda la casa, no importa, nunca llego a la hora. Quizás sea una desastre y no tenga remedio. Quizás no esté lista para llegar a tiempo. Quizás lo mío sea llegar a nada. 
Lo mismo pasó contigo, también llegué tarde a ti. No supe volver cuando debía, y cuando lo hice, fue tarde. Siempre tarde. 
Llegué impuntual a tu amor, me perdí el instante en el que sonreíste, desaparecí cuando más cerca te tenía, olvidé ir cinco minutos antes a por ti cuando me necesitabas, no supe ponerme la alarma media hora antes de que te fueses (para siempre). Y fue así como vi la forma en que se desvanecieron tus "te quiero" al llegar y cómo éstos se marchaban contigo, sin mí.
Cansado de esperarme, creyendo que estaría a tiempo, que por una vez sabría dónde tenía que estar y te salvaría. Esperando a que no hiciese falta que yo fuese puntual porque yo nunca me habría ido. 

Y no lo hice. Y me fui. Y no llegué a tiempo. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario