Soy un alma perdida en el
limbo de la vida. Sin un rumbo fijo. Con una mentalidad más en dirección al sur
que al norte, eso sí, sin perderle de vista. Un alma que a la hora de las cosas
fáciles me guío por el corazón, sin uso de razón. Pero cuando las cosas se
ponen difíciles, cuando las cosas no las veo claras entonces es cuando me
equivoco. Dejo a mi corazón atrás. Me centro en la razón y el deber. En lo que
creo que será mejor para los demás y con lo que no me podrán criticar. Ahí es a
donde voy. No utilizo el corazón en las decisiones importantes. Sé lo que él
quiere pero no le hago caso, simplemente me voy, le dejo de lado, le pongo una
cinta adhesiva en la boca y yo me pongo tapones para no oírle. Tengo miedo de
lo que me pueda decir, de lo que realmente quiero hacer, de lo que claramente
quiero hacer.
Quiero escucharte corazón
mío, ayúdame, guíame. No dejes que te ignore, no dejes que mi alma también se
rompa.
No dejes que caiga y no
pueda levantarme, no esperes a ponerte de acuerdo con la razón. Sabes que nunca
pasará.
Ayúdame a elegirte a ti,
pequeño.
Te he ignorado demasiado
tiempo, te he tenido en una habitación aislado, a ti solo, sin nadie más, sin
mi presencia, sin hablarte, sin explicarte lo que realmente siento.
Te voy a cuidar corazoncito
mío, no te mereces este sufrimiento. No te mereces este abandono. Voy a poner
en cada una de las heridas que tienes
una tirita. Voy a escucharte durante horas lo que me quieres decir y voy a
hacerte caso. Al fin y al cabo tú me das la vida, ¿porque me ibas a decir lo
que era peor para mi? Sé que tú me llevarás por el camino adecuado, por el
camino a la lucha y libertad. Contigo no sufriré porque tu me das mi respirar.
PD: querido corazón, ahora es el momento de escucharte sé que tú me ayudarás ha hacer lo correcto, no me falles.
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