Ahora
entro yo en el campo. Es hora de jugar mi partido. No sé si ganaremos o
perderemos. No sé si ganaré esta partida. Es la hora. El pito que indicaba el
cambio había sonado hace tiempo. Yo me hacía la sorda, me daba miedo entrar y
jugar. Tenía miedo a que viniesen, me diesen una patada y caer. Sabía que
si caía habría compañeros que me ayudarían a levantarme, otros, que me procurarían
que me quedase en el suelo. Armándome de valor moví un pie. Si. Estaba hecho.
Estaba dentro del juego. Ya no podía retroceder. Es hora de jugar. Preparados?
Listos? YA! Allá voy, con el autoestima por las nubes, con valor a rebosar, con
valentía a jugar, con energía infinita y con esperanza.
Ésta
vez tenía que ganar. Si o si. No me valía un no por respuesta. Yo voy más allá,
no busco un si. Busco un podemos, puedo, puedes.
http://www.youtube.com/watch?v=djBj2jq7Xvk |
Corro
tras la pelota, corro tras mi sueño, corro tras la búsqueda de mi misma. Estoy
jugando para encontrarme. Estaba jugando para ganar. Estoy jugando para
alcanzar mi sueño, mi felicidad. Nada ni nadie me lo puede quitar. Y entonces
pasa. Me caigo. No no no. Me levanto, tenía sangre. Es un mínimo problema. Tengo
que seguir luchando. Y eso hago. Me levanto con toda la energía del mundo y sin
quererlo ni beberlo despisto al rival. Si, ésta es la mía, pienso para mi
misma. Y empiezo a correr, correr hasta quedarme sin aire, voy tras el balón,
tras mi ilusión y mi sonrisa. Y chuto. Si. Chuto no me lo pienso dos veces. Me
quedo mirando el largo que recorrido que hace el balón junto a mis piernas
hasta el destino de llegada. El balón toca la red. Lo había conseguido. Lo he
conseguido. Ha merecido la pena caer y levantarse. Porque detrás de cada caída
hay una recompensa, alguna es visible otras te las trae el tiempo. Pero cada hecho
tiene su consecuencia. Y esta ha sido la mía.
La
felicidad.
PD: Una gran persona una vez me dijo: puedes ser quien eres, si tu realmente quieres serlo..
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