Notaba que
la soledad se estaba apoderando de mí. Podía notar la fragancia del silencio.
La luz de la oscuridad. La melancolía de mi anterior vida. Podía notar una
mirada clavada en mí. Podía notar la ausencia de aire que hacía dos segundos se
encargaba de despeinarme. Estaba sola, absolutamente sola, sin nadie a mi
alrededor, en un agujero negro del cual no sabía salir, no podía ver la salida,
era todo demasiado oscuro. ¡¿DÓNDE ESTÁ LA SALIDA?! me preguntaba una y otra
vez. Espera. Primero debo recordar la manera de como he acabado ahí.
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